Con más de 100 millones de habitantes, México acoge un conjunto inigualable de culturas y pueblos formado a partir de enigmáticas civilizaciones, unas costumbres muy singulares y una historia apasionante. El inabarcable tamaño de la
sociedad mexicana y su naturaleza heterogénea conllevan multitud de contrastes, particularidades y unas identidades muy marcadas.
A causa de la migración masiva desde el campo a la ciudad en busca de una situación laboral mejor, tres cuartas partes de los mexicanos viven en áreas urbanas. Sin embargo, existe aún una gran diversidad de grupos étnicos y un marcado sentido de pertenencia regional. También se conservan muchas variedades lingüísticas.
Es más, incluso se observan tremendas disparidades en cuanto a recursos económicos, acceso a la educación y status social. La
cultura mexicana es celosa de sus costumbres y a la vez totalmente heterogénea. Existe un sentimiento muy fuerte de orgullo respecto a las tradiciones y el folklore de cada una de las regiones.
Debido a dicha migración hacia las ciudades y también a Estados Unidos, la necesidad de poseer una identidad regional y étnica es fundamental en para los
mexicanos. Dado que la gran mayoría de la población es mestiza, la síntesis entre elementos culturales europeos e indígenas es frecuente. Sin embargo, la conservación del legado indígena como parte constituyente de la identidad nacional también se considera sumamente importante.
La unidad familiar es fundamental para la
sociedad mexicana. Las familias, entendido el término en su sentido más amplio, pasan juntos las vacaciones y la mayoría de los domingos. Sea para celebrar el santo de alguno de sus miembros, como para conmemoraciones patrióticas, es algo muy típico las grandes reuniones familiares que abarcan a varias generaciones.
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