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Cuentan que en el Madrid de finales del siglo XIX, dos cafés de la calle Matheu, el de Francia y el de París, competían por atraer más clientela. Al gerente del primero se le ocurrió algo sencillo para tener más consumiciones pese a lo pequeño del local: sacar varias mesas a la calle. El gerente del segundo café no tardó en imitarle.

Si la iniciativa tuvo éxito es algo que sabrás al pasear por cualquier calle de Madrid en un caluroso día de verano. Seguramente, unos metros más allá encontrarás un bar que ha puesto sobre la acera varias mesas y sillas esperándote para que pidas un refresco o una cerveza. Habrás llegado a una de las numerosas terrazas de la ciudad.

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Intentar definir o clasificar las terrazas de Madrid es imposible. Lo que sí podemos decir es que la terraza tiene la “filosofía” del bar que la posee. Existen terrazas que dan estupendas tapas, otras que solo dan un pequeño cuenco de cacahuetes para acompañar la bebida, otras en las que un camarero saturado de pedidos puede tardar toda una vida en traerte la cuenta, otras en las que el camarero te trata como si tú fueras el único cliente… y hemos llegado a conocer alguna en la que te quitan el vaso de las manos si tu estancia ha pasado la hora de cierre.

Pero, lo que suele ser común en todas es un incremento en el precio de la consumición. Este incremento puede ser un pequeño porcentaje respecto a la cuenta total o una cantidad fija de céntimos por cliente sentado a la mesa.

Monumental Terraza de Madrid

Terraza en un ambiente monumental del viejo Madrid

Las terrazas son ideales para charlar con amigos o probar las especialidades del local. Pero, ¿qué ocurre cuando se trata de un local pintoresco? Hasta hace poco, las terrazas de los bares más sencillos y de aquellos locales con más clase apenas se diferenciaban: sillas y mesas redondeadas y cromadas. Así que no había posibilidad de disfrutar del ambiente o decoración de un café ni de -dicen las malas lenguas- justificar la subida de precios.

Hoy, muchos locales han convertido las terrazas en lugares con una estética estudiada y una decoración diferenciada. Algunos buenos ejemplos podéis encontrarlos en calles como Ponzano, el bulevar de Paseo de la Castellana o la zona de Chamberí, La Latina y Malasaña (esta última, por cierto, muy cerca de la escuela don Quijote en Madrid).

Otros han dado un paso más allá y han adaptado patios, azoteas y hasta jardines creando el concepto de “terraza secreta”, una idea que triunfa debido a que une lo mejor de varios mundos: la intimidad de un espacio interior, el diseño del local que la acoge y el puro gusto por la exclusividad. Algunas de estas terrazas secretas se encuentran en lugares tan atípicos como el último piso de una tienda de complementos (Tienda Salvador Bachiller, en calle Montera 37), en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (Calle Hortaleza, 63) o la azotea del Círculo de Bellas Artes (Calle Alcalá, 42). Aunque nuestra terraza “atípica” favorita sigue siendo la del jardín del Museo Romántico ¡una verdadera joya del siglo XIX! (Calle San Mateo, 13).

Terraza del Círculo de Bellas Artes

No obstante, si quieres tener un poco de cada -hablamos de buenos precios y un entorno pintoresco- te aconsejamos que des una vuelta y te quedes con el nombre de las plazas. Seguro que uno, dos o más bares han plantado allí su terraza. ¿Buenos ejemplos de esto? La Plaza del Dos de Mayo, la Plaza de Olavide, la Plaza de la Platería de Martínez o la Plaza de Santa Ana.

Como veis, terrazas hay para todos los gustos, bolsillos y hasta para todas las conversaciones. Y no exageramos. Os garantizamos que, durante vuestra estancia en Madrid, podréis tomar algo cada día en una -o varias- terrazas diferentes.

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