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Existen pocas cosas más frustrantes que llegar a tu primer día de trabajo o conocer un nuevo grupo de amigos y que haya alguien que se llame igual que tú. A partir de ese momento, lo más probable es que dejes de ser conocido por el nombre por el que tus padres se devanaron los sesos durante 9 largos meses y pasen a llamarte por cualquier derivación posible de dicho nombre de pila, apodo o seudónimo. Todo por ser el segundo en incorporarse al grupo. Pero, al menos, te llaman de forma distinta para diferenciarte.
Sin embargo, existe algo peor. Piensa en la misma situación anterior, llegas a un nuevo sitio, nadie se llama como tú y, contra todo pronóstico, te llaman por el mismo nombre que alguien que estaba antes que tú. Esto es lo que sufren muchos “padres” de marcas que, tras meses o años pensando un nombre con gancho para su “bebé”, llegan segundos al mercado y se les reconoce por el nombre de la marca más famosa.
Aquí siempre llamamos a las cosas por su nombre, y este fenómeno se llama lexicalización. Para descubrir más sobre él, continúa leyendo en español, o haz clic aquí para cambiar a la versión en inglés.
Este efecto de lexicalización de marcas se produce cuando una empresa, marca o compañía es tan famosa, o fue la primera en popularizarse, que se utiliza su nombre para referirse a cualquier otro producto del género. Lo curioso es que es muy probable que utilices estos términos a diario y que, al igual que nuestro amigo Robert, no te hayas dado cuenta de ello.
El otro día Robert se detuvo en su jeep, cuando se dirigía camino a casa, para comprar un rollo de celo y unos kleenex en una gasolinera cercana. Aprovechó para reponer un poco de diésel. Cuando entró de nuevo en el coche, al coger el termo para dar un sorbo a su café, se percató de que había un post-it en el salpicadero y se paró a leerlo. El coche que tenía detrás esperando tocó el claxon. Con el sobresalto, Robert se golpeó la cabeza y, dolorido, se puso en marcha. El trayecto se le hizo más largo que un día sin pan y, al llegar a casa tuvo que tomarse una aspirina y pensó que era el mejor momento para estrenar su nuevo jacuzzi mientras disfrutaba de un poco de música en su viejo walkman.
Como ya te habrás imaginado, los productos que aparecen en este pequeño relato del que el bueno de Robert es protagonista son ejemplos de lexicalización de marca.
Es el nombre con el que se conoce a los coches todoterreno a pesar de que, el nombre del modelo, es una marca registrada por la empresa Chrysler.
El nombre por el que comúnmente es conocida la cinta adhesiva proviene de la marca británica Sellotape.
La marca Kleenex es conocida para referirse a los pañuelos desechables de papel. Sorprendentemente su primera finalidad fue la de paliar la escasez de algodón durante la Primera Guerra Mundial en los hospitales de EE. UU. Tras la guerra sobraron muchas unidades y se pensó reutilizarlos, sin mucho éxito, como compresa femenina. En 1924, la compañía Kimberly-Clark los comercializó como pañuelos desechables para que las mujeres se desmaquillaran. En 1930 un estudio reveló que el 60% los utilizaban para sonarse la nariz.
Este tipo de carburante es nombrado así por el ingeniero alemán Rudolf Diesel, inventor del motor diésel.
El frasco de vacío fue creado en 1892 por James Dewar para uso en laboratorio en el campo de la criogenia. El soplador de vidrio Reinhold Burger vio posible su comercialización y convocó un concurso para ponerle nombre en 1904. El ganador fue un estudiante que sugirió "thermos", que en griego significa "calor".
Se usa la marca Post-It para nombrar a las notas adhesivas de colores llamativos. Es un invento de Arthur Fry, trabajador de 3M que reutilizó el pegamento de mala calidad y sin aparente utilidad creado por su amigo, Spencer Silver. Este pegamento era permanente, resistente y no dejaba residuos.
El nombre por el que son conocidas las bocinas de los coches proviene de la marca Klaxon.
El ácido acetilsalicílico es conocido mundialmente como Aspirina, nombre de la marca originariamente registrada por la farmacéutica alemana Bayer tras su creación en 1897. Su periodo como marca registrada fue breve ya que, en 1917, tras la Primera Guerra Mundial, Bayer tuvo que renunciar a algunas de sus patentes y marcas.
La bañera de hidromasaje fue creada por el italiano Cándido Jacuzzi en los años 50 tras emigrar a EE. UU., donde trabajaba fabricando bombas hidráulicas. Su hijo sufría artritis reumatoide y para aliviar sus dolores decidió utilizar una de sus bombas para darle hidromasajes.
En 1978 el presidente honorario de Sony, Massaou Ibuka, apareció en una sala de reuniones con un aparato compacto y auriculares asegurando que era el invento idóneo para escuchar música en privado. Tras reducir el tamaño de los cascos y el peso de los casetes, el aparato salió al mercado nipón con el nombre de Walkman.
En este post te hemos hablado solo de algunas pocas de estas marcas lexicalizadas. Seguro que a partir de ahora estrás más atento y nombrarás a las marcas y sus productos apropiadamente.
Para hablar español con propiedad, apúntate a un curso de español. Y no te preocupes, aunque en el grupo haya otro alumno con tu mismo nombre, para nosotros siempre serás único.
Si quieres saber más sobre cómo son las marcas en diferentes países, no olvides echar un ojo al video que hemos preparado.
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