Una vez al año, en el corazón de la tercera ciudad más grande de Colombia, Santiago de Cali, los nativos y los turistas acuden por igual, a millares, para deleitarse con el espectáculo de salsa y baile de seis días de duración que es la Feria de Cali. A partir del 25 de diciembre con el hipnótico y energético espectáculo que es el desfile de un kilómetro en El Salsódromo y terminando con un concierto inolvidable y lleno de vida el 30 de diciembre, el festival se enorgullece de crear un ambiente de verdadera fiesta para sus visitantes de principio a fin.
Para aquellos visitantes que no son grandes conocedores o no tienen gran experiencia en el arte del baile de salsa sin duda no hay mejor manera de introducirse en este estilo de baile que ser testigo de primera mano de los pasos impresionantemente rápidos y los movimientos realizados por talentosos bailarines de la Feria de Cali. Respetando el formato tradicional de baile en pareja, añaden su propio toque al estilo de Cali y aumentan el ritmo, lo que hace que las múltiples actuaciones del festival de salsa sean tan espectaculares no sólo por la velocidad, más rápida de lo acostumbrado, sino por el gran número de bailarines que participan en estas festividades anuales: este mar de perfección al unísono en el que los bailarines, altamente hábiles y brillantemente vestidos es suficiente para cautivar por completo incluso el espectador más apático.
Sobre el tema de los llamativos trajes, el cuarto día del festival ve a la ciudad transformada en una masa de color en la que cientos de caleños (el gentilicio de los habitantes de Cali) disfrutan del hecho de ser el centro de atención, aunque sea momentáneamente, durante el desfile por la vieja Cali. Como muestra de la celebración de la singularidad del pasado histórico de Cali y de la riqueza cultural de hoy día cada traje no es sólo una obra de arte en sí mismo, sino que también trata de captar la esencia de la identidad caleña. Con carrozascubiertas de flores que elogian a la Madre Tierra, otras que llevan a individuos con trajes indígenas o a unos caleños ataviados como algunas de las figuras más importantes de la fascinante historia de la ciudad, el desfile de 2012 demostró cuán diversa y multifacética es su identidad.
Para los amantes de los animales otro punto culminante del festival es La Cabalgata, un desfile en el que 5.000 vaqueros montan sus elegantes caballos Paso Fino. Criados originalmente por los terratenientes españoles para el trabajo de las plantaciones en Puerto Rico y Colombia, pero también descendientes de los caballos traídos al nuevo mundo por los conquistadores españoles hace más de 500 años, estos gráciles equinos son una auténtica maravilla cuando trotan por las calles de Cali. De un medio de transporte a otro, la Feria de Cali es igualmente famosa por su desfile de coches antiguos que harán sentirse en el paraíso de los automóviles a los amantes de los vehículos de motor.
Al observar tal cantidad de actividad, los turistas pueden sentirse cansados a menudo sólo viendo cómo organizarse los días con visitas a las diferentes tascas donde los vendedores sirven lo mejor de la cocina colombiana. Exclusivamente instaladas en la ciudad durante el festival de seis días, estas amplias cabañas de comida al aire libre satisfacen el apetito de los hambrientos clientes que buscan una experiencia más tradicionalmente colombiana con fritangas (suculentos platos a base de carne), empanadas (pasteles o panes rellenos) y sancochos de gallina (estofados de pollo), entre otras muchas delicias nacionales.
Para los turistas que buscan pasar la Navidad de este año de un modo menos convencional, del que con seguridad no se arrepentirán, ¿por qué no visitar la Feria de Cali en Colombia y ver cómo toda una ciudad se transforma en una colosal fiesta salsera al aire libre?