La pintura en Costa Rica empezó a crecer a principios del siglo XX con pintores como; Francisco Zúñiga, Teodorico Quiros o Francisco Amighetti entre otros.
A finales del siglo XIX, el arte de Costa Rica estaba asociado con las clases sociales más altas del país. El arte se usaba principalmente como una herramienta política y social, para elevar el prestigio personal o para destacar algún noble linaje. En aquella época, estaba de moda encargar retratos a artistas extranjeros, y con el tiempo, las tradiciones europeas empezaron a tener cada vez más influencia en la pintura de Costa Rica. Artistas extranjeros como Santiago Paramo, Henry Etheridge and Bigot empezaron a enseñar a pintores costarricenses sus técnicas. Muchos pintores de Costa Rica prosperaban utilizando como base estas técnicas. Los pintores costarricenses más importantes de esa época son: Ezequiel Jiménez Rojas, Wenceslao de la Guardia y Enrique Echandi. Al fundarse en 1897, La Escuela Nacional de Bellas Artes, esta animó y apoyó a estos artistas y a otras jóvenes promesas.
La pintura de Costa Rica empezó a prosperar a principios del siglo XX. Los pintores del siglo anterior tuvieron que superar muchas dificultades, lo cual permitió a sus sucesores recibir una educación en el arte y disfrutar de un público más amplio y más interesado en sus obras. Algunos de los pintores costarricenses más famosos del siglo pasado son: Francisco Zúñiga, Teodorico Quiros, Francisco Amighetti y Margarita Bertheau. Sus obras no solamente imitaron al arte europeo, sino empezaron a definir el nuevo ámbito del arte en Costa Rica, un ámbito ahora independiente de Europa y abierto a muchas clases sociales.