La corrida de toros es seguramente una de las costumbres populares españolas más conocidas aunque al mismo tiempo más controvertidas.
Los toros y las costumbres asociadas a estos animales son, sin duda, uno de los componentes más populares de la cultura española a nivel internacional. Las corridas de toros son el evento más famoso dentro de la tauromaquia, que literalmente significa "lucha contra el toro".
Este animal es autóctono de la Península Ibérica y protagoniza no solo corridas, sino también otras fiestas populares como encierros y recortes. Sin embargo, desde hace unos años, los movimientos por los derechos de los animales han introducido la polémica en el mundo taurino.
Los toros bravos o toros de lidia son ejemplares masculinos de un animal cuya cría se dedica específicamente para su participación en diferentes espectáculos taurinos. Se trata de una raza autóctona de la península ibérica que ha evolucionado hasta nuestros días, desarrollando algunas características específicas. Su instinto de defensa, temperamento, complexión y cornamenta son algunas de ellas.
El antepasado primitivo de este toro, el urus, estaba repartido por todo el mundo. Muchas civilizaciones los adoraban. En la iglesia griega de Creta y en antiguos textos bíblicos podemos encontrar distintos tipos de culto al toro y sacrificios divinos.
Los toros también tenían un papel destacado en las ceremonias religiosas de las tribus prehistóricas que vivían en España. De hecho, los orígenes de las plazas de toros fueron probablemente los templos celtíberos donde se celebraban sacrificios. Cerca de Numancia, en la provincia de Soria, todavía sobrevive uno de ellos.
Tiempo después, la influencia de griegos y romanos transformó estos cultos en espectáculos. Durante la Edad Media, una de las actividades favoritas de la aristocracia era torear a caballo. En el siglo XVIII, esta tradición fue abandonándose y la población más joven inventó el toreo a pie. Francisco Romero fue una figura clave en poner las reglas al nuevo espectáculo.
Hoy en día, se conservan distintas actividades con el toro como protagonista. Sin duda, las más conocidas son las corridas de toros, aunque en las fiestas populares españolas abundan también los encierros y los recortes, entre otros eventos.
Las corridas de toros, que tienen lugar en las plazas, consisten en la lidia de los animales. Comienzan con un paseíllo, en el que todos los agentes implicados en la corrida salen al ruedo y, tras pedir permiso para abrir la puerta de toriles, sale a escena el primer toro.
El ritual es el siguiente: Cada corrida cuenta con tres toreros que se encargan de dos toros cada uno. Con cada toro se celebran tres tercios, separados entre sí por el toque de clarines. Durante el primer tercio, el torero utiliza el capote, que es una gran capa con un lado rosa y otro amarillo. A continuación, los picadores montados a caballo lancean al toro.
En el segundo tercio, tres banderilleros le clavan un par de banderillas al toro. Al concluir esta parte, llega el tercio final. En la denominada "suerte suprema", el torero usa la muleta, que es una pequeña tela roja colgada de un palo. En la última parte de la corrida, el torero debe mostrar dominio sobre el toro, establecer una simbiosis entre ambos y matarlo utilizando la espada.
Otro de los festejos taurinos más populares son los encierros. Consisten en correr delante de un grupo de toros o vaquillas, que van dirigidos por cabestros. Los corredores intentan mantenerse lo más cerca posible de la manada, pero sin llegar a tocarlos. Uno de los encierros más conocidos es el de San Fermín, que se celebra en Pamplona a mediados de julio.
Los concursos de recortes se caracterizan por enfrentar a sus participantes con varios toros. Por turnos, realizan toda clase de saltos y quiebros sobre el animal. Su objetivo es engañarlo en el en el último momento y arriesgar al máximo para ganar la competición.
Además de todos estos eventos, son muchas las fiestas populares en España que tienen como centro de la celebración al toro. Los bous al carrer, por ejemplo, son típicos de la Comunidad Valenciana. Otra celebración típica son las capeas. En muchos pueblos de España, se sueltan vaquillas o toros pequeños para la diversión de los asistentes.
La mayor concienciación con el sufrimiento del toro y el progresivo avance en la lucha por los derechos de los animales han hecho mella en la tradición taurina. Este cambio de mentalidad ciudadana ha ido poco a poco introduciéndose también en la legislación. Hoy en día, estos festejos están regulados de manera diferente en cada comunidad autónoma.
Las corridas de toros están prohibidas por ley en las Islas Canarias y en Cataluña. Sin embargo, en esta última se siguen celebrando diversas actividades taurinas. En Galicia y gran parte de las Islas Baleares las corridas son legales, pero su práctica está prohibida en ciertos lugares.
En el resto del territorio nacional, las corridas de toros son completamente legales. Sin embargo, no gozan de la misma consideración. Por lo general, las regiones del norte carecen de tanta tradición taurina como las del interior y el sur. En Madrid, las Castillas, Murcia y Navarra, la tauromaquia está considerada Bien de Interés Cultural o Patrimonio Cultural Inmaterial.